''Denn die Todten reiten schnell''

jueves, 30 de diciembre de 2010

ángel


Entonces, sus alas se desplegaron de su frágil y musculosa espalda. Alas blancas como el algodón, suaves como el terciopelo. De ellas salía un halo dorado que cegaba mis ojos. El ángel me miró con sus ojos verdes, llenos de dolor y suplica. Quise decirle que se quedara aquí, a mi lado. Pero eso nunca sería posible… ese ángel no me pertenecía, y él lo sabía. En cambio, elevando los ojos al cielo, desplego sus alas y de sus suaves aleteos salió un polen dorado que baño las calles e ilumino el cielo. Lo vi desaparecer entre las nubes. Y cuando éstas se cerraron a sus espaldas, caí de rodillas y mis mejillas se empaparon de lágrimas. Esa sería la última vez que vería al ángel, quien sin saberlo, se llevo mi corazón.

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