''Denn die Todten reiten schnell''

martes, 21 de junio de 2011

Primer día de Eternidad y último día de Fin


Las lágrimas surcaron mi rostro como cataratas eternas de dolor. Miraba fijamente la calle desierta y húmeda por la lluvia que cayó mientras dormíamos. Al despertar sentí la almohada bajo mi mejilla y el calor de tu cuerpo adherido a las sábanas. Esa misma noche me llevaste a cenar, en medio de nuestras comidas había una rosa roja con un beso apasionado guardado en el corazón. Reímos y acariciábamos nuestras manos por encima de la mesa. Sentí tu aliento contra mi frente un segundo antes de que posaras tus labios en un cálido beso. A mediodía apareciste de sorpresa por mi casa y me alzaste en tus fuertes brazos y me giraste por los aires; reía de dicha y de amor. Esa mañana nos levantamos y me besaste con pasión; por tu culpa llegamos tarde a nuestros asuntos y nos retaron; dimos a cada persona que dejamos plantada una carita inocente pero ambos sonreíamos por dentro, recordando. Hoy has despertado antes, te has duchado y echado ese perfume que tan bien conozco y que provoca que sumerja mi nariz en tus ropas cuando no me miras. Te has ido a comprar pan para el desayuno y en el viaje has pensado en comprarme un corazón de chocolate de los que a mí me gustan. Has cruzado la calle con una sonrisa en la cara, imaginándote mi expresión de dicha al recibir tu regalo, cuando aparece un auto a toda velocidad por la esquina...
Me agacho en medio de la acera y recojo los restos de mi corazón destrozado regados y descubro algo: me falta la mitad. Tú mitad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario